Fez es la más antigua de las ciudades imperiales de Marruecos y ha sido capital del país nada menos que tres veces a lo largo de su historia.
Fue fundada en 789 por el primer sultán de la dinastía idrisí, aunque muchos de sus monumentos más famosos datan de los siglos XIII y XIV, cuando la ciudad alcanzó el apogeo de su influencia durante el gobierno de los meriníes.
Hoy en día, es una de las ciudades más auténticas de Marruecos, conocida mundialmente como centro de artistas y artesanos tradicionales. Fez se divide en tres zonas: el casco antiguo original, Fez el-Bali; Fez el-Jedid, construida para albergar a la creciente población de la ciudad en el siglo XIII; y el moderno barrio de la Ville Nouvelle.
Aquí te presentamos ocho de las mejores cosas que puedes hacer y ver en tu viaje a esta fascinante ciudad.
El casco antiguo de Fez, o medina, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y reconocido como una de las ciudades históricas mejor conservadas del mundo árabe-musulmán. Es también una de las zonas peatonales urbanas más grandes del mundo, compuesta por un laberinto de calles estrechas, plazas animadas y zocos repletos de tiendas cuyos interiores evocan la cueva de Aladino. Deténgase para degustar comida tradicional o para regatear con los dueños de los talleres por cerámica colorida y lámparas elaboradas. Esté atento a las carretas tiradas por burros que recorren las calles de la medina y a los monumentos arquitectónicos que se encuentran entre las tiendas y los callejones. La mejor manera de explorar es simplemente perderse.
El casco antiguo de Fez, o medina, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y reconocido como una de las ciudades históricas mejor conservadas del mundo árabe-musulmán. Es también una de las zonas peatonales urbanas más grandes del mundo, compuesta por un laberinto de calles estrechas, plazas animadas y zocos repletos de tiendas cuyos interiores evocan la cueva de Aladino. Deténgase para degustar comida tradicional o para regatear con los dueños de los talleres por cerámica colorida y lámparas elaboradas. Esté atento a las carretas tiradas por burros que recorren las calles de la medina y a los monumentos arquitectónicos que se encuentran entre las tiendas y los callejones. La mejor manera de explorar es simplemente perderse.