Agadir

Agadir, en Marruecos, se encuentra en la costa atlántica del norte de África. Sus vínculos culturales e históricos se basan principalmente en sus relaciones y conflictos con las naciones europeas. Antes de descubrir por qué se le conoce internacionalmente como el "Miami de Marruecos", analicemos su pasado como uno de los puertos comerciales más importantes de África.

Interesados en el comercio de oro entre el subsahariano y el norte en el siglo XVI, los colonos portugueses fundaron una de sus primeras colonias, conocida como Santa Cruz de Aguer. Se beneficiaron de los comerciantes que se dirigían al norte, hacia Fez, o al sur, hacia Tombuctú, a lo largo de la ruta comercial transahariana.

Una vez dispersas, las tribus bereberes susas de Marruecos se unificaron bajo el mando de un gobernante saadí llamado Mohammed El Mehdi, una familia real y sagrada del valle del Draa. Querían liberar Agadir de los intrusos cristianos. La agresiva embestida de los bereberes finalmente provocó la retirada completa de los portugueses de la costa central de Marruecos.

Agadir, que ya se estaba consolidando como un puerto importante con la exportación de oro, especias, tintes, aceite de oliva e incluso productos de madera raros, se benefició enormemente de las exportaciones minerales adicionales de plomo, magnesio y metales sin refinar.

La popularidad de Agadir creció durante los siglos siguientes. Alemania empezó a considerar Agadir no solo como un destino vacacional con más de 300 días de sol al año, sino también como una puerta de entrada a los mercados comerciales africanos. Justo antes de la Primera Guerra Mundial, en 1911, Alemania envió un buque de guerra a Marruecos para proteger sus intereses en el puerto. Francia reaccionó rápidamente y estableció un protectorado sobre el país, sin llegar a reclamarlo como colonia de pleno derecho.

Los franceses aportaron gran parte de su ingenio infraestructural a Marruecos. Y, una vez más, Agadir recuperó su estatus de importante puerto internacional. Desde 1913, en la década de 1930 y a lo largo de la de 1950, los franceses trabajaron para mejorar la función del puerto, su capacidad exportadora y la pesca a gran escala.

Tras la salida francesa de Marruecos a mediados de la década de 1950, un gran terremoto azotó Agadir en 1961. Más de 15.000 personas murieron. Gran parte del patrimonio histórico de la ciudad quedó desmoronado: sus edificios, mezquitas y otras importantes estructuras culturales. Alemania vio esto como una oportunidad para intervenir y ofrecer ayuda a la ciudad caída. Fue reconstruida rápidamente, al más puro estilo germánico, como un destino de escapada de lujo y punto de partida para excursiones al desierto del Sahara y pueblos cercanos como Taroudant, Tiznit, Tafraout y la ventosa Essouira.

La moderna y elegante Agadir ofrece un sinfín de alojamientos de clase media y alta, así como una gran variedad de actividades al aire libre. Se puede disfrutar de días enteros de golf, vela, tenis, equitación y, por supuesto, surf, incluyendo windsurf y kitesurf.